Los judíos continúan sirviendo hoy como testigos escogidos de la gracia de Dios. Ésta es manifestada en su existencia misma porque, ¿qué otro dios habría tolerado por tanto tiempo a un pueblo tan obstinado y rebelde?
La Biblia dice que el pueblo judío continuará sirviendo como el Pueblo Escogido en el futuro, ya que cuando Jesús regrese, un remanente de los judíos que han puesto su fe en Él será establecido como la nación principal del mundo (Isaías 60-62). Durante el reinado milenial del Señor, la nación judía será un canal de bendiciones para el mundo entero (Zacarías 8:23).
¿Significa esto que Dios no tiene bendiciones para los multitudinarios pueblos árabes? No del todo. Dios les ha dado grandes bendiciones en el pasado y El tiene grandes bendiciones reservadas para ellos en el futuro.
Identidad Árabe
Pero antes de que observemos estas bendiciones, consideremos en primer lugar la identidad de los pueblos árabes. ¿Quiénes son ellos?
Una equivocación popular es que la identidad árabe es determinada por la religión- que si eres un musulmán, entonces eres un árabe. Eso no es cierto.
Una de las naciones musulmanas más populosas en el mundo es Indonesia, una nación insular en el sudeste de Asia. Los indonesios no son árabes. Son malayos. De forma similar, la nación de Irán está compuesta de musulmanes, pero no son árabes. Son persas.
Símbolo oficial de la Conferencia de la Liga Árabe 2010
También hay árabes cristianos esparcidos en todo el Medio Oriente. En Israel, la ciudad de Belén es una ciudad árabe cristiana.
La identidad árabe no está determinada por la religión. La mayoría de los árabes son musulmanes, pero no todos; y ciertamente no todos los musulmanes son árabes. La identidad árabe está determinada por la herencia étnica. ¡Y lo sorprendente es que todos los árabes – como todos los judíos – descienden de la familia de Abraham! Eso significa que el conflicto árabe-israelí es una disputa familiar – la riña familiar más larga y más intensa en la historia.
Orígenes Árabes
Todo empezó cuando Abraham decidió ayudar a Dios. Ésa es una forma amable de decir que él decidió adelantarse a Dios. Me refiero, por supuesto, a su impaciencia con la promesa de Dios de que un heredero le sería dado.
Mientras él y Sara continuaron avanzando en años sin un hijo, decidieron ayudar a Dios haciendo que Abraham concibiera un hijo por medio de Hagar, la esclava egipcia de su esposa. El niño nacido de esa unión fue nombrado Ismael. Dios dejó en claro que Ismael no sería el hijo de la promesa, por medio del cual todo el mundo sería bendecido (Génesis 17:20-21), pero Dios hizo algunas promesas grandes a la madre de Ismael.
Dios prometió que haría fructífero a Ismael y que multiplicaría sus descendientes en gran manera, haciendo de él una “gran nación” (Génesis 17:20). También dio a los descendientes de Ismael la tierra al oriente de Canaán (Génesis 16:12).
Dios ha sido fiel a esas promesas. En la actualidad, hay 21 naciones árabes con una población combinada de 175 millones de personas. Los árabes ocupan un área total de 5.3 millones de millas cuadradas de tierra rica en petróleo.
En contraste, sólo hay un Estado Judío con una población de 4 millones de personas que están apretujadas en sólo 8,000 millas cuadradas de espacio. Ésa es una proporción de población de 43 a 1 y una proporción de tierra de 662 a 1. Los árabes ciertamente han sido bendecidos.
Tribus Árabes
Ismael tomó a una esposa egipcia (Génesis 21:21) y se convirtió en el padre de 12 tribus que están enumeradas en Génesis 25:12-16. Estas tribus se convertirían en el núcleo de los pueblos árabes, un pueblo con una mezcla de sangres semítica y egipcia.
Otras tribus árabes rastrean su origen a los seis hijos de Abraham que le nacieron de su segunda esposa, Cetura. Ellas están enumeradas en Génesis 25:1-4. Finalmente, algunas tribus árabes iban a emerger de los descendientes de Esaú, el hermano gemelo de Jacob, que engendró las 12 tribus de Israel.
Todas las tribus árabes históricamente se han caracterizado por su naturaleza impulsiva y violenta. Han estado involucradas en interminables guerras entre ellas mismas y contra judíos y cristianos.
Es interesante observar que su naturaleza volátil es un cumplimiento de la profecía. Dios le dijo a Agar que su hijo, Ismael, sería “un hombre indómito como asno salvaje” y que “su mano será contra todos” (Génesis 16:12).
Profecías Árabes
Veamos ahora lo que la Biblia profetiza acerca de los pueblos árabes. En primer lugar, dice que reclamarán la tierra de Israel que Dios dio a sus hermanos, los judíos. El profeta Ezequiel dice que este reclamo será hecho en los tiempos del fin (Ezequiel 35:5, 10; 36:2,5).
Imagen que muestra el símbolo de la Liga Árabe
Esta profecía se ha cumplido en este siglo. Durante 2,000 años, los judíos fueron dispersados de la tierra que Dios les dio, y durante ese largo periodo de tiempo nunca hubo un Estado Árabe en el área que el mundo llamó Palestina. Los árabes que vivían en la tierra se consideraban a sí mismos sirios. No tenían ninguna conciencia como palestinos y ningún esfuerzo fue alguna vez hecho para crear un Estado Palestino.
Foro de la Liga Árabe
Cuando los judíos empezaron a regresar en este siglo, los árabes alegremente les vendieron la tierra a precios inflados, debido a que era considerada sin valor. Fue la I Guerra Mundial que cambió el punto de vista árabe. La guerra produjo que la tierra de Palestina fuera transferida de los turcos a los británicos y los británicos inmediatamente proclamaron que sería una patria para los judíos. De repente, los árabes se enfrentaron con la perspectiva de un Estado Judío, y empezaron a ser intransigentes, reclamando la tierra como propia.
Los británicos cedieron a la presión árabe y en 1922 dieron dos tercios de Palestina a los árabes, creando el Estado de Jordania. Ésta era tierra que ellos habían prometido a los judíos. Pero esta acción no satisfizo el apetito árabe. Ellos querían toda la tierra que Dios les había dado a los judíos, y ellos aún la codician hasta este día, tal como fue profetizado.
Juicios Árabes
La Biblia también profetiza que Dios derramará juicio sobre las naciones árabes en los tiempos del fin por su hostilidad hacia los judíos y por su intento de reclamar como propia la patria judía. Considere, por ejemplo, Joel 3:19. Este pasaje tiene un claro contexto del tiempo del fin y en ese contexto dice, “Egipto quedará desolado, y Edom convertido en desierto, por la violencia cometida contra el pueblo de Judá, en cuya tierra derramaron sangre inocente”.
Tenga en cuenta que Edom es usado a menudo como un término simbólico para todos los pueblos árabes, así como Israel es usado como un término para todas las tribus judías. Ezequiel dice que Dios se encargará de “todo Edom” en los tiempos del fin debido a su odio contra los judíos, y el resultado será desolación (Ezequiel 35:10-11, 15). El libro de Abdías profetiza un destino similar para Edom en “el día del Señor” (Abdías 15-18).
Promesas Árabes
Pero el futuro para los árabes no es del todo sombrío. Ellos deben sufrir por sus pecados, así como el pueblo judío sufrirá durante la Tribulación. Y, al igual que los judíos, un remanente de los árabes emergerá de su sufrimiento con sus corazones vueltos hacia el único y verdadero Dios (Jeremías 12:14-17).
La profecía más notable con respecto a la salvación futura de un remanente árabe está contenida en Isaías 19:16-25. Isaías afirma que cuando el Señor hiera a Egipto y Asiria, ellos se volverán a Él y Él tendrá compasión de ellos y “los sanará”. ¡Isaías presenta luego una imagen increíble de Egipto, Asiria e Israel viviendo juntos en paz, adorando al mismo Dios!
Otra profecía notable concierne a los árabes que estarán viviendo en la tierra de Israel después de que el Señor regrese. Esta profecía se relaciona con el hecho de que el territorio de Israel será ampliado considerablemente cuando Jesús regrese, incorporando muchas de las naciones árabes que existen hoy. (Las fronteras considerablemente ampliadas de Israel durante el Milenio están detalladas en Ezequiel 47:15-20). Asombrosamente, ¡Ezequiel dice que los árabes viviendo en Israel en esa época “recibirán una porción” de la tierra junto con las tribus de Israel! (Vea Ezequiel 47:21-23 e Isaías 14:12).
Un Dios Imparcial
No hay ninguna parcialidad para con Dios (Romanos 2:11). Él escogió a los judíos, no para ser un repositorio de Sus bendiciones, sino para ser un vehículo a través del cual Él bendeciría a todas las naciones del mundo, incluyendo a los árabes. Pero el requisito fundamental para recibir las bendiciones de Dios – para los judíos y los árabes, así como para todas las personas – es aceptar el regalo de amor de Dios en Jesús, al recibirle como Mesías.
Cuando considero la gracia de Dios hacia los pueblos árabes, me acuerdo de lo que Pablo escribió cuando consideró la gracia de Dios hacia sus hermanos judíos: “!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !Cuán insondables son Sus juicios, e inescrutables Sus caminos!” (Romanos 11:33).
Mantenga en mente que la gracia asombrosa que Dios está mostrando hacia los árabes y los judíos está disponible para usted. El mensaje de las relaciones de Dios con los descendientes físicos de Abraham es que no hay ningún pecado tan grande y oscuro que pueda separarle del amor de Dios, el cual El ha expresado en Jesús.
La clave para experimentar esa gracia es el arrepentimiento. Tal como Pablo lo dijera en su sermón en Atenas: “Dios ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30).
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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
Original article:
The Arabs in Prophecy
Cortesía de:
Lamb & Lion Ministries (lamblion.com)
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