El Judaísmo Mesiánico

El Judaísmo Mesiánico nació con Jesucristo mismo. De hecho, la primera Iglesia Cristiana estaba conformaba integramente por judíos mesiánicos. Más tarde, y por mandato explícito de Jesucristo, el Evangelio se extendería a todas las naciones, de manera que el Judaísmo Mesiánico se fundiría con los gentiles cristianos en una Iglesia universal.
El Judaísmo tradicional -por llamarlo de alguna manera al que siguen quienes no aceptaron el Mesianazgo de Yeshúa- siguió su camino, mientras que la Iglesia cristiana siguió el suyo.

Judíos mesiánicos hubo siempre, pero hubo oleadas de avivamiento notables en la historia. Una de ellas fue el movimiento mesiánico en España, para alrededor del siglo XIV. La Inquisición propugnaría una nueva diáspora y con ello, que las semillas del Judaísmo Mesiánico se dispersaran como plumas en el viento (ver).
Hoy por hoy, ya no quedan dudas acerca de la relevancia del movimiento mesiánico sevillano en la futura Reforma Protestante. Sin embargo, y a pesar del aporte mesiánico, sobre todo en las traducciones y revalorización del Antiguo Testamento (ver), los judíos mesiánicos no surgían como movimiento con entidad propia. Muchos conversos mantenían su fe oculta o directamente se enrolaban en las filas del Cristianismo, generalmente protestante.
Pero hacia fines del siglo XIX y principios del XX, un nuevo avimamiento se produjo dentro del Judaísmo. Una vez más los mesiánicos comenzaron a hacerse notar.

Desde este lugar quiero sugerir la lectura de unas breves biografías de algunos pioneros del movimiento mesiánico moderno, como forma de hacer notar, especialmente a los gentiles, cuanto de particular significa para un judío aceptar a Yeshúa como su Salvador y único y verdadero Mesías de Israel: Biografías de Daniel Zion y David Baron.

¡Shalom!
דניאל