Con el paso del tiempo, la historia de la familia Ten Boom – de fe protestante- se ha convertido en una de las más recordadas de entre las muchas que destapó la Segunda Guerra Mundial. La figura de Corrie Ten Boom se ha conocido por todo el mundo a través del libro “El refugio secreto” (1971), que incluso se ha convertido en película.
Ahora, el estado de Israel ha querido mostrar su agradecimiento a una familia que dio refugio a centenares de judíos –jugándose la vida- durante la ocupación nazi en Holanda, y ha condecorado póstumamente a Casper y a Betsy Ten Boom (padre e hija mayor de Corrie, muertos durante la II Guerra mundial).
El embajador de Israel en Holanda, Harry Kney-Tal, otorgó a título póstumo el premio “Righteous Among the Nations”, en recuerdo a personas que durante el genocidio judío se comprometieron con las víctimas e hicieron frente al régimen nazi. Fue en un acto solemne en la población en que vivieron los Ten Boom, llamada Harleem, dónde aún hoy se puede visitar la casa que refugió a muchos perseguidos. En la ceremonia, se remarcó que fue su firme fe cristiana lo que movió a los Ten Boom a ocultar en su casa tanto a judíos como a otros opositores holandeses al régimen nazi.
UN HOGAR COMO CENTRO DE REFUGIADOS
Según explica la Fundación Corrie ten Boom, “entre el año 1943 y 1944, vivían usualmente en casa de la familia, de forma ilegal, entre 6 y 7 personas”. Muchos de ellos eran judíos que huían de la Gestapo, pero también pasaron por el escondite muchos personas que pertenecían a la oposición política a Hitler en Holanda. La casa de esta familia de fe protestante –formada por Casper, Betsy y Corrie- se convirtió en un refugio oculto por el que pasaron hasta 800 judíos. Muchos de ellos, en realidad sólo pasaron algunas horas o días entre sus paredes, mientras se les buscaba un lugar más seguro a donde realojarles.
La actividad de ésta familia se acabó en febrero de 1944, después que la Gestapo descubriera la casa. Casper, Betsy y Corrie fueron arrestados rápidamente, pero las 6 personas que en ese momento se encontraban escondidas en la casa no fueron encontradas. Pese a que la policía secreta registró sistemáticamente la casa, “cuatro judíos y dos miembros de la resistencia más, pudieron pasar desapercibidos detrás de una falsa pared en el dormitorio de Corrie”, como explica la fundación. De ésta forma, mientras la familia era deportada, los 6 fugitivos que en ese momento estaban cobijados en su hogar, consiguieron ser liberados dos días después y 5 de ellos pudieron salvar la vida.
El padre de la familia, Casper, murió pocos días después de ser arrestado. Sus hijas fueron deportadas al que sería después recordado como un de los más grandes campos de concentración nazi, el de Ravensbruck.
Allí, las dos hermanas explicaron la razón por la que se encontraban en prisión y sobre todo el motivo que les había llevado a arriesgar su vida por salvar la de muchos otros. Betsy y Corrie hablaron de su fe en Jesús a muchas mujeres con las que compartían celda y torturas, y explicaron que lo que les había empujado a actuar en favor de los perseguidos era su fe en Jesús como Dios y Salvador de sus vidas.
Su impactante convicción y testimonio llevó a que muchas mujeres judías en ese campo de concentración a que decidieran creer en ese mismo Dios. Incluso alguna de sus carceleras, una vez finalizada la guerra.
LA HISTORIA RECORRE EL MUNDO
Besty, la mayor de las hermanas, murió en Ravensbruck a los 59 años. Pero Corrie consiguió salir viva, con un idea clara. Según explica la fundación, Corrie se dio cuenta que “su vida era un regalo de Dios”, y necesitaba compartir lo que ella y su hermana habían aprendido en el campo de concentración: “Dios nos dará el amor suficiente para poder perdonar a nuestros enemigos”.
Así pues, la menor de los Ten Boom dedicó más de 30 años a visitar decenas de países con el objetivo de explicar lo que había ocurrido con su vida, y sobretodo, la forma en que había visto la actuación del poder y el amor de Dios, en medio del terror nazi.
Su historia, pues, recorrió el mundo, tocó muchas conciencias y extendió el mensaje de cómo había habido gente que por tener en más alta estima a Dios que a sus propias vidas, arriesgó todo lo que tenían para dedicarse exclusivamente a otros, a su prójimo.
Corrie murió a los 91 años, en 1983, habiendo recibido un gran reconocimiento internacional. Desde la reina de Holanda hasta el Museo del Holocausto en Jerusalén, muchos le reconocieron su papel crucial tanto en la Segunda Guerra Mundial como en el trabajo para el recuerdo de las víctimas y el lenguaje del perdón sin negar la memoria de lo ocurrido.
Ahora, pues, Israel ha condecorado también a los dos otros héroes de su familia, que a diferencia de Corrie, sí perdieron su vida a manos de los nazis tras la decisión de oponerse a la injusticia. Una decisión que según testigos, Casper Ten Boom justificó convencido poco tiempo antes de morir: “Sería un honor dar mi vida por el antiguo pueblo de Dios”.
El embajador de Israel en Holanda, Harry Kney-Tal, otorgó a título póstumo el premio “Righteous Among the Nations”, en recuerdo a personas que durante el genocidio judío se comprometieron con las víctimas e hicieron frente al régimen nazi. Fue en un acto solemne en la población en que vivieron los Ten Boom, llamada Harleem, dónde aún hoy se puede visitar la casa que refugió a muchos perseguidos. En la ceremonia, se remarcó que fue su firme fe cristiana lo que movió a los Ten Boom a ocultar en su casa tanto a judíos como a otros opositores holandeses al régimen nazi.
UN HOGAR COMO CENTRO DE REFUGIADOS
Según explica la Fundación Corrie ten Boom, “entre el año 1943 y 1944, vivían usualmente en casa de la familia, de forma ilegal, entre 6 y 7 personas”. Muchos de ellos eran judíos que huían de la Gestapo, pero también pasaron por el escondite muchos personas que pertenecían a la oposición política a Hitler en Holanda. La casa de esta familia de fe protestante –formada por Casper, Betsy y Corrie- se convirtió en un refugio oculto por el que pasaron hasta 800 judíos. Muchos de ellos, en realidad sólo pasaron algunas horas o días entre sus paredes, mientras se les buscaba un lugar más seguro a donde realojarles.
La actividad de ésta familia se acabó en febrero de 1944, después que la Gestapo descubriera la casa. Casper, Betsy y Corrie fueron arrestados rápidamente, pero las 6 personas que en ese momento se encontraban escondidas en la casa no fueron encontradas. Pese a que la policía secreta registró sistemáticamente la casa, “cuatro judíos y dos miembros de la resistencia más, pudieron pasar desapercibidos detrás de una falsa pared en el dormitorio de Corrie”, como explica la fundación. De ésta forma, mientras la familia era deportada, los 6 fugitivos que en ese momento estaban cobijados en su hogar, consiguieron ser liberados dos días después y 5 de ellos pudieron salvar la vida.
El padre de la familia, Casper, murió pocos días después de ser arrestado. Sus hijas fueron deportadas al que sería después recordado como un de los más grandes campos de concentración nazi, el de Ravensbruck.
Allí, las dos hermanas explicaron la razón por la que se encontraban en prisión y sobre todo el motivo que les había llevado a arriesgar su vida por salvar la de muchos otros. Betsy y Corrie hablaron de su fe en Jesús a muchas mujeres con las que compartían celda y torturas, y explicaron que lo que les había empujado a actuar en favor de los perseguidos era su fe en Jesús como Dios y Salvador de sus vidas.
Su impactante convicción y testimonio llevó a que muchas mujeres judías en ese campo de concentración a que decidieran creer en ese mismo Dios. Incluso alguna de sus carceleras, una vez finalizada la guerra.
LA HISTORIA RECORRE EL MUNDO
Besty, la mayor de las hermanas, murió en Ravensbruck a los 59 años. Pero Corrie consiguió salir viva, con un idea clara. Según explica la fundación, Corrie se dio cuenta que “su vida era un regalo de Dios”, y necesitaba compartir lo que ella y su hermana habían aprendido en el campo de concentración: “Dios nos dará el amor suficiente para poder perdonar a nuestros enemigos”.
Así pues, la menor de los Ten Boom dedicó más de 30 años a visitar decenas de países con el objetivo de explicar lo que había ocurrido con su vida, y sobretodo, la forma en que había visto la actuación del poder y el amor de Dios, en medio del terror nazi.
Su historia, pues, recorrió el mundo, tocó muchas conciencias y extendió el mensaje de cómo había habido gente que por tener en más alta estima a Dios que a sus propias vidas, arriesgó todo lo que tenían para dedicarse exclusivamente a otros, a su prójimo.
Corrie murió a los 91 años, en 1983, habiendo recibido un gran reconocimiento internacional. Desde la reina de Holanda hasta el Museo del Holocausto en Jerusalén, muchos le reconocieron su papel crucial tanto en la Segunda Guerra Mundial como en el trabajo para el recuerdo de las víctimas y el lenguaje del perdón sin negar la memoria de lo ocurrido.
Ahora, pues, Israel ha condecorado también a los dos otros héroes de su familia, que a diferencia de Corrie, sí perdieron su vida a manos de los nazis tras la decisión de oponerse a la injusticia. Una decisión que según testigos, Casper Ten Boom justificó convencido poco tiempo antes de morir: “Sería un honor dar mi vida por el antiguo pueblo de Dios”.
Fuentes: ACI, Corrie ten Boom House Foundation, Bos News Life, ChristianNewswire. Redacción: Joel Forster, ProtestanteDigital
1 comentario:
Dios cumple su promesa de bendecir a los que bendicen a su pueblo Israel. Dios bendice a los que aman a Israel.
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