Ya estamos en el 2009

Ya se fue el 2008 y ya estamos en el 2009. Recuerdo que cuando niño siempre pensaba que por el hecho de cambiar de año todos los problemas de iban a resolver de forma mágica y a la vez todo iba a ser paz, felicidad y prosperidad para el año que recién comenzaba. Ello se debía al ambiente festivo que se vivía en esos momentos de cambio de año, a la vez que a los buenos deseos que todo el mundo se prodigaba. Mi sorpresa era mayúscula cuando año tras año los buenos deseos se desvanecían rápidamente, y se imponía la dura realidad de que por el hecho de haber cambiado de calendario en la pared no por ello los problemas habían desaparecido.

El realismo se acabó imponiendo, y desde hace muchos años sé que, a pesar de los buenos deseos, los problemas estarán esperándome de nuevo el día 1 de enero (o, a lo más tardar, el día 2, por la festividad del primero).

Pero hoy también sé algo que entonces no sabía. Hoy conozco que la Biblia dice:

"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por eso, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza" (Salmo 46:1-3).

Por malos que sean los tiempos, por duros que sean los problemas, Dios estará con nosotros. Y tenemos su promesa:

"Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti" (Isaías 43:2).

Dios nos protegerá, nos ayudará y finalmente nos dará la victoria. El lo ha prometido y El lo cumplirá.