Sobre el papel que jugó Francia en el establecimiento de la República Islámica de Irán.
Ahora que la República Islámica de Irán está de actualidad debido a su supuesto programa para fabricar armas nucleares, sería bueno detenerse brevemente y reflexionar por un momento sobre quién contribuyó a que se instituyera la República Islámica a fines de los años 70.
Éste fue probablemente el acontecimiento de mayor importancia después de la afluencia de petro-dólares a Arabia Saudita y, posiblemente, el inicio del establecimiento de las redes de Eurabia que se tejieron en los años 70 para el resurgimiento global de la yihad.
La inacción y la incompetencia total exhibidas por el presidente de los USA, Jimmy Carter, hoy apologista de la yihad islámica contra Israel, contribuyó ciertamente, pero no debemos olvidar al presidente francés Valéry Giscard d' Estaing.
La ironía es que mientras que el ayatollah Jomeini pudo establecer un estado islámico dirigiendo la operación desde un barrio de París, los franceses, 30 años después, tienen centenares de mini-estados islámicos en suelo francés. Jomeini y sus compinches utilizaron esta oportunidad en una etapa crítica de la sublevación contra el Sha para consolidar su poder y establecer su liderazgo en la revolución que dirigía.
Como el embajador Freddy Eytan decía: El presidente Valéry Giscard d' Estaing había invitado al Sha de Persia como su primer invitado extranjero, debido al interés de Francia en el petróleo iraní. En 1978, Giscard y su ministro del interior, Michel Poniatowski, previeron el derrumbamiento del gobierno del Sha que dañaría los intereses comerciales de Francia. Se planeó, entonces, llevar al ayatollah Jomeini a Argelia. Antes, lo habían seguido de un lugar a otro.
La DST, el servicio secreto francés, se opuso a la entrada de Jomeini en Francia, pero Giscard invalidó esto y concedió a Jomeini asilo político. Vivió en Neauphle le Chateau cerca de París.
Desde allí, envió cintas de cassette a Irán que incitaban contra la democracia, la paz en Oriente Medio, los judíos y los israelíes. Hizo también un llamamiento para la yihad, la guerra santa violenta. La OLP pasó las cassettes de Jomeini a Irán. Cuando la Embajada Americana en Teherán fue atacada en noviembre de 1979, los miembros de OLP estaban entre los asaltantes. Yasser Arafat fue el primer invitado oficial en Teherán. Tuvo una recepción popular como gran héroe por apoyar la Revolución Islámica.
Hoy sabemos que los conceptos de Jomeini sobre la república islámica han conducido a una expansión importante del islamismo. Hizbullah y Al-Qaeda tienen sus orígenes en las ideas revolucionarias desarrolladas en el Irán de Jomeini. Los discursos violentos en las mezquitas iraníes y el terror internacional islamista no se habrían producido sin la estancia de Jomeini en Francia y la publicidad que recibió allí.
Sin la hospitalidad de Giscard, Jomeini no habría podido tomar el poder en Irán y desarrollar una infraestructura que sirve para difundir la propaganda y promocionar el terrorismo internacional.
David Frum escribe sobre el libro de David Pryce-Jones, “Traición: Francia, los árabes, y los judíos”: “Pryce-Jones demuestra que la política extranjera francesa ha llegado en varias ocasiones a resultados perversos en Oriente Medio.
Cuando Saddam Hussein envió al ayatollah Jomeini al exilio en 1978, Francia dio la bienvenida al integrista con turbante. En Francia, el Ayatollah descubrió la libertad sin límite para agitar". Como él mismo dijo posteriormente: “Pudimos hacer públicas nuestras opiniones, mucho más de lo que esperabamos”.
Pryce-Jones cita un estudio de Amir Taheri en el que dice que el Ayatollah concedió 132 entrevistas en radio, televisión y en prensa durante los cuatro meses que estuvo en Francia. Recibió a casi 100.000 visitantes que donaron más de 20 millones de libras británicas a su causa. En febrero de 1979, el Ayatollah volvió a Irán en un jet fletado por Air France; un piloto de Air France sostuvo su codo mientras que descendía los escalones hacia la pista del aeropuerto.
Nit Boms escribió: “En 1978, cuando las protestas contra el sha Palevi asolaban Irán, el ayatollah Jomeini vivía en una confortable casa en el barrio parisino Neauphle le Chateau, dirigiendo una revolución islámica que pronto sacudiría al mundo. Bajo la vigilancia del Gobierno francés, Jomeini se reunió regularmente con periodistas e hizo campaña activa para el derrocamiento del Sha. De hecho, cuando Palevi finalmente huyó de su país en 1979, se le proporcionó a Jomeini un vuelo fletado por Air France hacia Teheran, donde presidió uno de los regímenes más represivos del mundo hasta su muerte en 1989. El ex-presidente francés Valéry Giscard d'Estaing todavía anda por aquí. Nadie le ha pedido cuentas. Hoy es el principal arquitecto que está detrás de la fea Constitución de la UE.
brusselsjournal.com
Ahora que la República Islámica de Irán está de actualidad debido a su supuesto programa para fabricar armas nucleares, sería bueno detenerse brevemente y reflexionar por un momento sobre quién contribuyó a que se instituyera la República Islámica a fines de los años 70.
Éste fue probablemente el acontecimiento de mayor importancia después de la afluencia de petro-dólares a Arabia Saudita y, posiblemente, el inicio del establecimiento de las redes de Eurabia que se tejieron en los años 70 para el resurgimiento global de la yihad.
La inacción y la incompetencia total exhibidas por el presidente de los USA, Jimmy Carter, hoy apologista de la yihad islámica contra Israel, contribuyó ciertamente, pero no debemos olvidar al presidente francés Valéry Giscard d' Estaing.
La ironía es que mientras que el ayatollah Jomeini pudo establecer un estado islámico dirigiendo la operación desde un barrio de París, los franceses, 30 años después, tienen centenares de mini-estados islámicos en suelo francés. Jomeini y sus compinches utilizaron esta oportunidad en una etapa crítica de la sublevación contra el Sha para consolidar su poder y establecer su liderazgo en la revolución que dirigía.
Como el embajador Freddy Eytan decía: El presidente Valéry Giscard d' Estaing había invitado al Sha de Persia como su primer invitado extranjero, debido al interés de Francia en el petróleo iraní. En 1978, Giscard y su ministro del interior, Michel Poniatowski, previeron el derrumbamiento del gobierno del Sha que dañaría los intereses comerciales de Francia. Se planeó, entonces, llevar al ayatollah Jomeini a Argelia. Antes, lo habían seguido de un lugar a otro.
La DST, el servicio secreto francés, se opuso a la entrada de Jomeini en Francia, pero Giscard invalidó esto y concedió a Jomeini asilo político. Vivió en Neauphle le Chateau cerca de París.
Desde allí, envió cintas de cassette a Irán que incitaban contra la democracia, la paz en Oriente Medio, los judíos y los israelíes. Hizo también un llamamiento para la yihad, la guerra santa violenta. La OLP pasó las cassettes de Jomeini a Irán. Cuando la Embajada Americana en Teherán fue atacada en noviembre de 1979, los miembros de OLP estaban entre los asaltantes. Yasser Arafat fue el primer invitado oficial en Teherán. Tuvo una recepción popular como gran héroe por apoyar la Revolución Islámica.
Hoy sabemos que los conceptos de Jomeini sobre la república islámica han conducido a una expansión importante del islamismo. Hizbullah y Al-Qaeda tienen sus orígenes en las ideas revolucionarias desarrolladas en el Irán de Jomeini. Los discursos violentos en las mezquitas iraníes y el terror internacional islamista no se habrían producido sin la estancia de Jomeini en Francia y la publicidad que recibió allí.
Sin la hospitalidad de Giscard, Jomeini no habría podido tomar el poder en Irán y desarrollar una infraestructura que sirve para difundir la propaganda y promocionar el terrorismo internacional.
David Frum escribe sobre el libro de David Pryce-Jones, “Traición: Francia, los árabes, y los judíos”: “Pryce-Jones demuestra que la política extranjera francesa ha llegado en varias ocasiones a resultados perversos en Oriente Medio.
Cuando Saddam Hussein envió al ayatollah Jomeini al exilio en 1978, Francia dio la bienvenida al integrista con turbante. En Francia, el Ayatollah descubrió la libertad sin límite para agitar". Como él mismo dijo posteriormente: “Pudimos hacer públicas nuestras opiniones, mucho más de lo que esperabamos”.
Pryce-Jones cita un estudio de Amir Taheri en el que dice que el Ayatollah concedió 132 entrevistas en radio, televisión y en prensa durante los cuatro meses que estuvo en Francia. Recibió a casi 100.000 visitantes que donaron más de 20 millones de libras británicas a su causa. En febrero de 1979, el Ayatollah volvió a Irán en un jet fletado por Air France; un piloto de Air France sostuvo su codo mientras que descendía los escalones hacia la pista del aeropuerto.
Nit Boms escribió: “En 1978, cuando las protestas contra el sha Palevi asolaban Irán, el ayatollah Jomeini vivía en una confortable casa en el barrio parisino Neauphle le Chateau, dirigiendo una revolución islámica que pronto sacudiría al mundo. Bajo la vigilancia del Gobierno francés, Jomeini se reunió regularmente con periodistas e hizo campaña activa para el derrocamiento del Sha. De hecho, cuando Palevi finalmente huyó de su país en 1979, se le proporcionó a Jomeini un vuelo fletado por Air France hacia Teheran, donde presidió uno de los regímenes más represivos del mundo hasta su muerte en 1989. El ex-presidente francés Valéry Giscard d'Estaing todavía anda por aquí. Nadie le ha pedido cuentas. Hoy es el principal arquitecto que está detrás de la fea Constitución de la UE.
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1 comentario:
Te Felicito por tu Blog, y te paso este articulo que lo considero muy interesante.
http://ladecadenciaeuropea.blogspot.com/2004/03/la-guerra-de-francia-contra-america.html
Saludos
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